Actualmente es muy amplia la variedad de especies de macroalgas explotadas en las costas españolas. A pesar de ello, su explotación no está bien gestionada principalmente porque se le aplican los mismos principios utilizados
en los invertebrados marinos, recursos marisqueros de muy distinta naturaleza.
La explotación de macroalgas debería realizarse teniendo en cuenta una serie de cuestiones generales y específicas basadas principalmente
en su propia idiosincrasia como recursos y en sus características biológicas particulares.
En esta conferencia se presenta las conclusiones del informe ptesentado en el año 2015 “Evaluación del estado de explotación y propuestas de gestión sostenible y cultivo de macroalgas en Andalucía, Asturias y Galicia “ elaborado en el marco de un Proyecto de coordinado por Apromar.
Se exponen tanto los criterios generales como específicos que creemos se deben tener en consideración para gestionar adecuadamente la explotación de estos recursos:
1) Potencialidad de cultivo: Lo primero a tener en cuenta en la explotación
de un recurso es la potencialidad de su cultivo. Salvo muy contadas excepciones
es un hecho evidente que el futuro de la explotación de cualquier
recurso va a ser su cultivo, sin embargo a este respecto será necesario
conocer la viabilidad y rentabilidad del mismo.
2) Destino de la producción: Las macroalgas como hemos visto son unos
recursos muy versátiles. Una misma especie ha tenido, tiene o puede tener
distintos usos y las diferencias en el destino de la producción pueden
influenciar mucho tanto los métodos como la sostenibilidad de su explotación.
Las cantidades, método de recolección, criterios de calidad y valor
añadido de un determinado recurso macroalgal va a ser muy distinto en
función de si su destino es para la industria de los ficocoloides, para usos
agropecuarios o para la alimentación o salud del hombre.
3) Identificación de los recursos: Las macroalgas son organismos en muchos
casos de difícil identificación específica al no tener unas características
biométricas tan fijas como las de otros organismos, por ejemplo las fanerógamas
e invertebrados marinos. Por otra parte son frecuentes las llamadas
“especies crípticas”; es decir, especies de morfología general prácticamente
idéntica y que solo pueden ser diferenciadas atendiendo a caracteres microcópicos
o, incluso, genéticos. Aunque en algunos casos la identificación
de las macroalgas a la hora de la recolección no presenta dudas, en otros se
comenten errores que podrían tener sus consecuencias. Otra cuestión son
los nombres comunes utilizados, nombres que en muchos casos son ambiguos
o de difícil correlación con un nombre científico. Es necesario realizar
un esfuerzo importante en este sentido, sobre todo por los problemas que
plantea en el seguimiento y control de la explotación de estos recursos.
4) Las macroalgas como biofiltro: Las macroalgas son productores primarios,
por ello hay que entender estos recursos como unos biofiltros de la
eutrofización de las aguas. Cuando la biomasa de macroalgas en el litoral
se incrementa mucho es frecuente que tarde o temprano se produzcan
arribazones de esta biomasa a la costa. Estas arribazones pueden ser naturales
o verse incrementadas por causas antrópicas, por ejemplo las cada
vez más frecuentes mareas verdes debidas a la eutrofización excesiva del
medio marino. Aunque la legislación no pone ninguna limitación a la explotación
de arribazones, hay que tener en cuenta que las arribazones naturales
tienen un importante papel ecológico, por lo que su explotación
debería estar mejor regulada, sobre todo ahora que muchos de estos recursos
están ganando día a día mayor interés para su uso en la agricultura
y ganadería ecológica. Solo debería ser autorizada sin ninguna limitación
la recolección de arribazones claramente asociadas a problemas de eutrofización
antrópica del medio marino. Este mismo concepto también es
aplicable a la explotación directa de especies alóctonas que proliferan en
ambientes alterados. En uno y otro caso estaríamos ayudando a regenerar
el ambiente a la vez que obtenemos un beneficio económico.
5) Efectos secundarios: No se puede explotar un recurso si saber cómo afecta
ello a los demás organismos de su entorno. Las especies tienen distintos
papeles ecológicos, unas son pioneras y oportunistas siendo pocas las especies
que dependen de ellas, mientras que otras son especies estructurales
que forman un nicho ecológico del que muchas especies dependen.
Es por ello que no tendrá las mismas consecuencias explotar unas u otras
especies.