Esta comunicación plantea el tópico del congreso desde una perspectiva diferente para analizar la situación antagónica que hoy en día presenciamos en torno al proceso de implicación social del arte que toma auge día a día y los
contestatarios procesos que la Educación Artística está impulsando, frente a la
desconsideración social generalizada de ambos.
Esta contradicción es fruto de los procesos paralelos y divergentes que persisten en la actualidad en torno al Arte y a la Educación Artística y que deben ser revisados, puesto que están perpetuando una evidente falta de
legitimación social. Mientras el Arte, tras las múltiples permutaciones y el continuo
autocuestionamiento al que se ha sometido desde inicios del siglo XX, asume día a día, una mayor implicación en procesos de inclusión social a través de múltiples acciones, la realidad de las aulas parece permanecer ajena a esta
transformación, a esta evolución. Así lo evidencia nuestro alumnado asignatura
tras asignatura, año tras año, a través de: las concepciones obsoletas y estereotipadas que manifiestan en torno al Arte; la falta de autonomía que muestran en los procesos creativos o en la falta de recursos que han desarrollado para analizar la cultura visual, la realidad social actual de forma crítica. Por esta razón, desde hace algunos cursos uno de los objetivos que
determina nuestra docencia es la necesidad de romper la inercia o ¿No es acaso, la imposibilidad de acceder al arte, a la cultura, una forma de exclusión social?