La penintencia y austeridad preconizada por la Iglesia católica, los días previos a la conmemoración de la pasión y muerte de Cristo, se convierte en el arma utilizada por determinadas órdenes religiosas para arremeter contra los desvíos de la moral. La lucha contra el pecado, especialmente la concupiscencia carnal, va a ser la premisa desarrollada por la Compañia de Jesús en aquellas localidades donde fundan colegio. El caso de Antequera se sumaría a los ya estudiados en Granada y Sevilla, permitiendo vislumbrar, de esta forma, una actuación más o menos coordinada de los padres jesuitas, cuyo último propósito será conseguir el cierre de las mancebías y, con ello, el fin de la prostitución legítima y reglamentada en la España Moderna.