La arqueología de la colonización fenicia occidental, especialmente la del sur de la Península Ibérica, muestra rasgos de la conducta que los colonos desarrollaron para librarse de ciertos males y perjuicios que se atribuían a la acción directa del diablo. Para ello se rodeaban los templos de pavimentos de conchas, y los altares funerarios de elementos que hasta ahora sólo se habían considerado por los investigadores meros elementos decorativos. Muchos de estos recursos se plasmaron también en las vasijas de cerámica.