El paisaje y su diversidad, constituye un recurso fundamental del turismo como actividad económica en cualquier entorno o destino turístico. En la Costa del Sol, el paisaje, actualmente, tras cincuenta años de actividad turística, se presenta profundamente marcado por la huella del ser humano; habiendo pasado a ser más un producto de una vida urbana refinada que una creación natural. Aquí se analizan los efectos sobre el paisaje de la implantación y desarrollo del turismo, no insistiendo tanto en aspectos medioambientales como en el papel del turismo como configurador de una realidad territorial, compleja y polémica, desde el punto de vista humano y paisajístico.