Al abordar el estudio acerca de las asociaciones socio-religiosas que denominamos cofradías de pasión nos hallamos ante dos planos o niveles, íntimamente relacionados pero claramente definidos. Por una parte, tales corporaciones constituyen una de las muestras más desarrolladas de la religión organizada. Desde este punto de vista, son el ámbito en el cual se producen una serie de celebraciones rituales, así como se promueven distintos ejercicios piadosos que actúan como vehículos a través de los cuales se pretende el encuentro del hombre con Dios. El permitir y favorecer el cumplimiento de unos preceptos y la satisfacción de unas necesidades religiosas, confiere a estas instituciones un papel fundamental en una sociedad profundamente sacralizada. Por otro lado, nos hallamos ante la plasmación de unas redes de solidaridades, ante la integración en unos colectivos, hecho que pone en evidencia la importancia fundamental que adquieren desde el punto de vista social. La unión de ambos planos, religioso y social, en una misma realidad ha determinado la evolución y el desarrollo multiforme de las cofradías.