Pura y sumisa, resignada y maternal, “femenina” en definitiva, va a ser el calificativo que se reserva a las mujeres en los mensajes que, desde la Iglesia y desde el Estado, se emitirán durante la Dictadura Franquista. Se producirá una considerable distancia entre la teoría política que el Nuevo Estado Nacional Sindicalista planteaba como revolucionaria, y el discurso tradicional presentado por el poder eclesiástico. La transmisión de unos modelos que, por arcaicos, carecían de originalidad, será el objetivo primordial de la producción bibliográfica que en este artículo hemos tratado de analizar. Desde la infancia a la maternidad, pasando por el matrimonio, el celibato o el trabajo, las clásicas etapas del ciclo de vida femenino están cubiertas, normativizadas y controladas; nada queda a la iniciativa de los propios sujetos.