El problema morisco en el siglo XVII hay que situarlo dentro del contexto político internacional del momento, en el cual España se sentía amenazada por turcos y protestantes. En este ambiente, y ante el fracaso de la asimilación por medio de la evangelización y de los métodos violentos de la Inquisición Española, se explica la expulsión definitiva de los moriscos. La intensificación de la represión inquisitorial, puesta en práctica en todos los tribunales de provincias donde abundaban los moriscos, va a ser una consecuencia de la política intransigente de los responsables políticos y eclesiásticos a comienzos del siglo XVII. A partir de 1605 se dispara el índice de procesados en el reino de Granada. En este último y opresivo cerco a la pequeña comunidad granadina, hay que destacar la supervivencia de la solidaridad agnástica, puesta de manifiesto en los 16 matrimonios y los múltiples parientes que desfilaron en los autos de fe de 1606 y 1608.