El concepto de sostenibilidad, o mejor dicho de desarrollo sostenible, es un concepto relativamente reciente cuya definición ha sido fruto de debates y controversias desde el mismo momento de su aparición. Paralelo al debate sobre su alcance, la profusión con que ha sido empleado el término y su práctica aplicación como calificativo de cualquier actividad o producto que se quiera defender, ha provocado un vacío de contenido que amenaza con devaluarlo.
A partir del conocimiento de sus orígenes y de los distintos hitos que han ido fijando su implantación a escala global se constata que existen maneras antagónicas de entender qué representa un desarrollo sostenible. No obstante, sin decantarse por una corriente de pensamiento u otra, es posible alcanzar dos conclusiones que sirven de punto de partida al desarrollo de la investigación: en la práctica y con independencia de la idea de cada uno, el concepto de desarrollo sostenible que realmente tiene cada municipio se materializa en el conjunto de indicadores con los que se dota para analizar la evolución de su desarrollo; y el funcionamiento de las ciudades como sumideros de recursos de otros territorios y exportadoras de desechos a otros lugares hace que carezca de sentido hablar de ciudades sostenibles (y mucho más de edificios o parcelas) salvo en la medida en que éstas contribuyen a la sostenibilidad del sistema socio-económico y medioambiental.
El concepto de sostenibilidad se ha concretado paulatinamente a partir de la definición de los indicadores con los que se valora en los distintos ámbitos territoriales. En las ciudades, la definición de un catálogo de indicadores ha llegado de la mano de la implantación de las Agenda 21 que, con Aalborg+10 en 2004, quedaron obligadas a “traducir nuestra visión conjunta de un futuro urbano sostenible en objetivos de sostenibilidad y acciones tangibles a nivel local”.
Los sistemas de edificación están regulados, fundamentalmente, por un conjunto de normas estatales y autonómicas que, complementadas de manera directa o indirecta con las disposiciones municipales, condicionan el resultado final de la edificación que se realiza. Estas iniciativas pueden constituir una manera eficaz de traducir el objetivo de desarrollo sostenible en acciones tangibles.
Esta investigación tiene por objeto establecer el conjunto de relaciones existentes entre los indicadores de sostenibilidad municipales y la normativa municipal sobre edificación residencial para definir un sistema de valoración de la coherencia entre el discurso político y las acciones reales desarrolladas por los municipios.
The concept of sustainability, or rather sustainable development, is a relatively recent concept whose definition is the result of discussions and controversy from the moment of its appearance. Parallel to the debate about its scope, the profusion with which the term has been used and its practical application as qualifier of any activity or product you want to defend, has caused a void that threatens to devalue the content.
From the knowledge of its origins and the different milestones which have been setting global implementation, is found that there are conflicting understandings of what sustainable development is. However, without opting for a school of thought or another, it is possible to reach two conclusions that serve as a starting point for the development of the research: in practice and regardless of the idea of each, the concept of sustainable development that really each municipality has materialized in the set of indicators that is provided to analyze the evolution of its development; and the functioning of cities as drains resources of other territories and export waste to other locations makes it meaningless to speak of sustainable cities (and more building or plots) except insofar they contribute to sustainable socio-economic and environmental system.
The concept of sustainability has gradually materialized from the definition of the indicators that are valued in the different territories. In cities, the definition of a set of indicators has come from the hand of the implementation of Agenda 21, which, with Aalborg+10 in 2004, were forced to “translate our shared vision of a sustainable urban future in sustainability targets and tangible actions at the local level”.
Building systems are regulated primarily by a set of state and regional regulations, that directly or indirectly supplemented with municipal regulations, determine the final result of the building being done. These initiatives can be an effective way to translate the objective of sustainable development into tangible actions.
This research aims to establish the set of relationships between indicators of municipal sustainability and municipal regulations on residential construction to define a system for assessing consistency between the political discourse and the real actions performed by the municipality.