La mítica ciudad de París, centro cultural europeo, atrapó desde los orígenes del séptimo arte el interés de los cineastas, que la convirtieron en una de sus grandes musas. A partir de los años 20 se consolidó su papel como escenario de multitud de producciones fílmicas. El entorno parisino sería filmado y, a la vez, recreado en estudios de cine, dando lugar al desarrollo de narraciones de diferente naturaleza. Sus calles, sus barrios, sus iconos, sus hogares e, incluso, sus alcantarillas fueron la morada de la imaginación de aquellos cineastas que un día soñaron con llevar a la pantalla adaptaciones de la literatura, experimentos vanguardistas, la crítica social, los clichés y las particularidades de la ciudad moderna.
Nuestro propósito es remontarnos a esta década de 1920 para analizar una pluralidad de visiones sobre la urbe, desarrolladas desde dos países con poderosas industrias cinematográficas: Francia y Estados Unidos. Fijaremos nuestra atención en los espacios y los iconos parisinos elegidos por los diferentes directores para enmarcar sus historias e intentaremos descubrir las ideas que subyacen tras ellos.