La representación del paisaje es una invención de la pintura, lo que en muchos casos ha condicionado las definiciones que desde el arte cinematográfico se han hecho. Aunque en ocasiones la relación figura-fondo corre en paralelo en ambos artes, la manera en la que la mirada contempla uno y otro no es la misma. El paisaje sirve como fondo, como escenario, como territorio, como lugar, como recorrido, como fundamento para un género. Es imposible desarrollar una historia cinematográfica sin un lugar. Ese espacio por definición ya es paisaje. Esta amplitud de miras nos llevaría a una estrategia poco eficaz para un trabajo de estas características, porque cada tipo de paisaje –urbanos, inventados, referenciales, arreferenciales, rurales, etc.– tiene su propia problemática. Nos vamos a detener en los rurales porque en éstos los límites se manifiestan claramente, incluso cuando se ven invadidos por lo menos natural.