La escasez de trabajos muestra el hueco en el terreno de la investigación de los riesgos laborales en el sector de la hostelería. Aunque este hueco deja espacio para profundizar en muchos aspectos como el peso y papel que juegan cada variable concreta, para nosotros es urgente trabajar en la propuesta de un modelo global.
Sabiendo que se trata de un tema complejo e interdisciplinar nos parece necesario esforzarnos en diseñar un modelo que supere los sesgos de los modelos parciales propuestos desde disciplinas concretas. Evidentemente ese modelo debe ser consensuado y ampliamente contrastado de forma que sea un punto común de partida para el estudio de la siniestralidad laboral en hoteles.
A partir de la literatura exitente y la contrastación con expertos proponemos el modelo recogido en el capítulo 2. Nuestro propósito no es tanto proponer el modelo global definitivo como poner encima de la mesa una propuesta para el debate entre las disciplinas involucradas. Un debate que tiene como objetivo superar la realidad actual de modelos parciales y contratación por variables y trabaje en sacar el modelo definitivo.
En concreto, en el campo de la siniestralidad se observan dos actores claves: trabajador y empresa hotelera, con campos de actuación propios y compartidos. El modelo global, proponemos, debe comprender esta idiosincrácia. Así, el perfil sociodemosgráfico y el profesional del trabajador configuran el ámbito propio del trabajador. Mientras que el tamaño y las características de la organización constituyen el ámbito privado de la empresa.
Los espacios compartidos son las relaciones del entorno laboral y el desempeño de la tarea. Ambos grupos de acciones implican el encuentro y participación de trabajador y hotel.
La contrastación empírica del modelo es a todas luces positiva teniendo en cuenta que nos ha aportado una visión cercana sobre cuál es la realidad del sector hotelero de la provincia de Málaga en relación a los resultados de las acciones de implantación y desarrollo de la prevención de riesgos laborales y unos datos que, pese a no ser generalizables, si pueden tomarse como un pequeño barómetro del sector.
Igualmente, los resultados que arroja el estudio realizado, muestran unas características comunes en la mayoría de casos analizados en la literatura que podrían servirnos de orientación para llevar a cabo otras actuaciones futuras en el campo de la Prevención.
Se ha determinado que entre los años 2008 a 2011 han ido disminuyendo la ocurrencia de los accidentes laborales tanto graves como mortales. Al analizar esta ocurrencia con la implementación de la Q de calidad en los hoteles, se observó que hubo una relación, por lo que dicha implementación ha sido de gran utilidad para la disminución de frecuencia de accidentes.
Analizando la siniestralidad del sector hotelero en la provincia de Málaga en el año 2008 y 2010, por segmentos vemos que la siniestralidad no es homogénea cuando hablamos de: departamento, tipo de contrato y cargo. Mientras que no se presentan grandes diferencias por género.
En cuanto a los departamentos parece comprobado que los departamentos de cocina, mantenimiento, pisos y bar/restaurantes son los que mas riesgos presentan.
La contrastación empírica también nos ha permitido ver (siguiendo el modelo teórico propuesto) que tanto el trabajador como la empresa juegan un papel activo en la siniestralidad laboral. En concreto, las variables del trabajador género, nivel educativo, cargo y experiencia están asociadas a la siniestralidad. Mientras que las variables de la organización: tamaño y mantenimiento de las instalaciones también aparecen como explicativas de las posibilidades de siniestralidad en hoteles. En nuestra contratsación empírica, resulta llamativo que las acciones en materia propia de prevención de riesgos no aparecen como influyente en la siniestralidad laboral.
Como la literatura señalaba, en nuestro trabajo también queda claro que de como se realice y diseñe el desempeño de la tarea influye en la siniestralidad. En cocreto, por parte del trabajador: horas extras trabajadas, el trayecto de casa a trabajo, llevarse los problemas a casa afectan a una mayor siniestralidad. Mientras que del propio desarrollo de la tarea destacan carga física continuadas, posturas dolorosas o forzadas y la velocidad a la que debe realizar su tarea. Resulta llamativo que el diseño de la jornada laboral, al menos en nuestro trabajo, no aparece vinculante a la siniestralidad.
El diseño del puesto de trabajo también aparece relacionado con la siniestralidad. En concreto la ergonomía del puesto, la propia peligrosidad puesto de trabajo y, en cuanto al ambiente, destaca la limitación de espacio.
De forma global, podemos afirmar que parece que más que medidas expresamente dedicada a prevenir los riesgos laborales en la disminución de esas siniestralidad influye el buen diseño del puesto y las funciones asoicuadas a él.
Resulta llamativo, que no parece vinculante el ambiente de trabajo pese a que la literatura señala con frecuencia el síndrome del quemado como desencadenante de un mayor riesgo laboral.
En cuanto al perfil con más posibilidades de sufir un accidente son aquellos que trabajan en empresas con moderada posibilidad de sufrir un accidentes o enfermedades laborales (MPA), que a veces tienen posturas dolorosas o forzadas en su puesto de trabajo, deben desempeñar su trabajo con rapidez, con niveles educativos FP medios, con poco espacio en su área de trabajo, que trabajan en microempresas o empresas pequeñas, que a veces cubren horas extras, con un nivel de satisfacción medio con su trabajo y entorno laboral, con diseño del entorno normal, a veces con carga física y un camino a casa pesado o normal.
Por último, nos inquietaba la posibilidad de identificar las variables más predictivas. La Regresión Logística nos permitió identificar al tamaño de la empresa, nivel de estudios y el espacio para trabajar como las variables predictoras de siniestralidad. Podemos observar que suponen una variable para cada ámbito de actuación (trabajador y empresa) y otra para el propio desempeño de la tarea. Mientras, que de nuevo, el ambiente laboral no aparece como influyente.
Así, se determinó que el riesgo que una persona que trabaja en una empresa mediana sufra un accidente laboral es mayor que si trabajara en una microempresa. Además, en las empresas pequeñas sus trabajadores tienen 3 veces mayor posibilidades de sufrir un accidente en el trabajo que los trabajadores de una microempresa. Asimismo, un empleado con estudio universitario o de postgrado tiene menor posibilidad de sufrir un accidente en el trabajo que un FP nivel superior. Por último, una empresa con poco espacio para el desempeño de las actividades de sus trabajadores puede incrementar cerca de tres veces la probabilidad de que un empleado sufra un accidente respecto a las empresas en donde el espacio es adecuado o suficiente.