El primer templo consagrado a la cristiandad, cuando Antequera fue arrebatada del
dominio musulmán en 1410, ocupa un lugar destacado dentro de la esfera del poder municipal,
al utilizarse sus dependencias como sala de reuniones del concejo y albergar las tumbas de los
conquistadores, cuyas familias se perpetúan al frente del gobierno de la ciudad y a la cabeza
de la nobleza antequerana, durante toda la Edad Moderna. San Salvador se convierte así, en un
símbolo de la Antequera floreciente de los siglos XV y XVI, y su recuerdo persistirá durante
centurias gracias al patronato de las autoridades civiles locales, privilegio otorgado por fray
Alonso de Santo Tomás, una vez destituida de su calidad de parroquia en 1667. Pese al patrocinio
de los capitulares, el paso del tiempo y su aislamiento en la zona más alta y despoblada de la
urbe, actuaron, de forma progresiva e inevitable, en contra de su gloriosa memoria.
The first temple consecrated to the christendom, when Antequera was snatched of the
mussulman control in 1410, it occupies an outstanding place inside the sphere of municipal
authority, when being used its dependences like room of meetings of the town council and to
harbor the tombs of the conquerors whose families are perpetuated to the front of the government
of the city and the head of the nobility antequerana, during Modern Age. San Salvador becomes
this way, in a symbol of the flourishing Antequera of the XV and XVI centuries, and its memory
will persist during centuries thanks to the patronage of the local civil authorities, privilege
granted by fray Alonso de Santo Tomás, once deprived of its parish quality in 1667. In spite
of the patronage of the capitulares, the pass of the time and their isolation in the high area of
the city, more and more uninhabited, acted, in a progressive and unavoidable way, against their
glorious memory.