La historia de la representación humana ha sido, de alguna manera, la de la representación del cuerpo. La atención y el cuidado de los procesos de formación del sujeto viene siendo una constante de la estética y la creación contemporánea desde los años sesenta. En esta línea, el cuerpo como material, lenguaje y tema del arte viene precedido de una teoría social que lo percibió antes como problema, desde el que afrontar las preguntas eternas en torno al ser humano y lo social.
Deleuze, Geertz, Belting, Bonitzer, Daney, Shaviro o Agamben han descrito algunas de las condiciones con el cuerpo ha sido tratado por la representación fílmica en los últimos cuarenta años.
La perspectiva antropológica por ejemplo, se ha ocupado de rescatar la relación entre la vida social y la emergencia de expresiones artísticas, lo que ha finalizado en un interés creciente sobre el cuerpo como interface del sujeto con el mundo.
Por su parte, Deleuze describe un par de conceptos interesantes a estos aspectos: el monólogo interior del personaje (o plano subjetivo indirecto según Pasolini) como técnica de aspectualización discursiva en la que se une el punto de vista del actor con el del director (y en la que mucho del cine de autor sitúa la voluntad del director y su punto de vista en el interior mismo del film), y el concepto de gestus, manera de entender el estudio del cuerpo en el cine, como desmenuzamiento, disolución o fragmentación. Ambas constituyen importantes herramientas teóricas para describir películas en el naciente cine moderno.
Los nuevos modos de visualidad de los que reflexiona Shaviro, las modalidades de la alteridad de Daney o la idea del eclipse del rostro de Bonitzer, pueden emplearse también como clave para el estudio de cómo el dispositivo fílmico ha tratado el cuerpo en su totalidad o su parcialidad específica.
Desde la práctica fílmica propiamente dicha, el cine de Pasolini y más recientemente de Lucrecia Martel, Michael Haneke, David Cronenberg o Tsai Ming-Liang han empleado el cuerpo como agente plástico con que desmontar incluso el poder de manipulación del montaje, compuesto base de la construcción ficcional y representacional fílmica. Su fragmentación o clausura también es una característica de los últimos trabajos de Philippe Grandrieux y otros directores europeos y de diversas corrientes del cine independiente actual.
La ponencia tratará de encontrar los puntos más destacados de la línea de reflexión sobre el cuerpo por la teoría del cine y establecer un diálogo con la del montaje como procedimiento aproximativo a las temáticas del coloquio.
Se trabajará con la hipótesis de que el cuerpo y sus formas de representación en imagen en movimiento propone disrupciones que problematizan los procedimientos de coherencia y transparencia del montaje.