El Marqués de Salamanca, como el resto de la burguesía española del siglo XIX, por emulación a la aristocracia, reunirá una importante colección de obras de arte con las que ornamentar sus residencias y así consolidar la posición alcanzada a través del dinero. Pero estas no fueron sus únicas motivaciones. José de Salamanca será un verdadero apasionado del arte.
Le interesaron, también, las piezas arqueológicas que reunió durante los años que pasó en Italia dedicado a la construcción de los ferrocarriles de los Estados Pontificios.
Igualmente, será un gran bibliófilo que se hizo con una destacada colección de primeras ediciones de los libros de caballería citados en el Quijote, la que por ello bautizó “Biblioteca del Quijote”.
Nos acercaremos a la gestación de todas estas colecciones y a otras facetas e inquietudes culturales de este destacado malagueño para asistir, posteriormente, a la dramática pérdida y disgregación de las mismas a causa de los reveses de la fortuna.