El cine se origina como documental,
como documento con voluntad de
registrar la realidad. El
conocimiento de los dispositivos
cinematográficos, no solo como
instrumentos técnicos, sino también
como elementos narrativos y
organizadores de discurso, permite
servirse del texto fílmico como fin y
medio para intervenir en la realidad.
A lo largo de la historia del cine
documental diferentes prácticas han
posibilitado establecer una
gradiente de intervención. Algunas
expresiones, como la tradicional
“documental militante”, deben
reescribirse para ocupar el lugar que
les corresponde en esa aproximación
a la realidad.