El artículo trata de reflexionar sobre
aquellos cambios que se producen
en la recepción de los filmes de
Michelangelo Antonioni por parte
de un espectador al que, como
receptor de películas hollywoodienses,
principalmente, se le exige con
este otro cine, calificado de elitista,
una mutación que no siempre está
dispuesto a realizar. Y es que debido
a las complejas estructuras formales
que configuran los filmes
antonionianos, el espectador de los
mismos se sabe excluido del
esquema sobre el que se
fundamentaba la representación
clásica, subordinada casi en su
totalidad a la causalidad narrativa.
Es así como, a partir de la teoría de
de Ortega y Gasset de que el “Arte
Nuevo” no es para todo el mundo, se
indaga en la posibilidad de que el
cine de Antonioni necesita a un
espectador “esteta” que sea capaz de
desplazar, el interés del contenido
del film hacia efectos propiamente
artísticos relacionados con la forma.