La fiesta, en sentido amplio, como expresión popular y comunicación de la comunidad, es un comportamiento expresivo que implica la interacción del grupo en procesos rituales que se han ido impregnando de elementos de procedencia diversa, de distintos momentos históricos, etc. Si los rituales se mantienen como formas de expresión popular es por su imbricación con la toposensitividad (espacios ecológicos, espacios familiares y cotidianos de celebración; espacios no artificiales), pero también por su imbricación con la temposensitividad (ciclos estacionales, ciclos festivos -navidad, carnaval, cruces de mayo-, ciclos asociados a la actividad productiva agraria). La cultura no la entendemos los antropólogos como un conjunto de rasgos, de costumbres o tradiciones, ni como la entiende la industria cultural, sino más bien como un ‘contexto’ en el que cobran sentido y significado los comportamientos humanos. El objetivo de esta investigación es plantear los riesgos de la patrimonialización y espectacularización de manifestaciones populares festivas. La expresión festiva se puede usar, vivir, sentir, pero no reconstruir como se reconstruye un edificio viejo o un apero de labranza antiguo para ser expuesto en un museo pues, así, se convierte en una cosa, en un fetiche, en algo artificial, en lo que no es.Nuestra etnografía se fundamenta en trabajos de campo realizados en Málaga y Huelva, concretamente, en expresiones populares muy arraigadas en estos lugares que se manifiestan de forma diferente. Hemos utilizado una metodología cualitativa y técnicas de investigación como la observación etnográfica y la entrevista en profundidad. La resultados de investigación ponen de manifiesto que las expresiones populares festivas, como comunicación y expresión de lo que es común, de la comunidad, del tiempo sublime, de ese tiempo inasible en el que tienen lugar instantes eternos, pueden ayudar a imaginar la Realidad de otro modo.