Este artículo aborda dos debates clave sobre la secesión de entidades infraestatales: la capacidad de una democracia constitucional para regular un derecho de secesión y la conveniencia de reconocerlo. La mayoría de las constituciones prohíben la secesión por considerarla incompatible con principios constitucionales y por razones estratégicas. Ejemplos como Canadá y Reino Unido han colocado el debate de la secesión en el centro del constitucionalismo democrático y el Estado de Derecho, estableciendo un camino para otras democracias. En el caso de Canadá, la Corte Suprema subrayó principios como la democracia, el constitucionalismo y el Estado de Derecho al abordar la secesión de Quebec. El artículo se enfoca en estos principios, que son comunes a muchos sistemas constitucionales, aunque cada país debe adaptar el encaje constitucional de la secesión a sus particularidades.