El artículo aborda la serie “La violencia en Colombia” de Fernando Botero y examina cómo el artista utiliza el color y el volumen para ‘estetizar’ la crueldad, transformando el horror en formas estéticamente placenteras que generan una paradoja: la violencia no repele al espectador, sino que lo atrae con colores vibrantes y volúmenes monumentales. Aunque los dibujos y óleos que componen la serie evocan sufrimiento, sus formas redondas y colores alegres confieren una dimensión irónica e invitan a reflexionar sobre la tensión entre ética y estética.