Antes de su reinterpretación contemporánea como Santa Claus, san Nicolás de Bari, obispo de Mira, ya venía siendo asociado por antiguas leyendas a la protección y promoción de la población infantil. Estas le valieron una popularidad mantenida a lo largo de los siglos y en muy distintos contextos geográficos y culturales. En el proceso de su difusión, la figura de este santo católico sufrió profundos cambios en sus significaciones y en sus representaciones.
Esta investigación recupera el relato de algunas de las leyendas que se asociaban a este santo legendario del Asia Menor (Patara, h. 280 d.C. – Myra, 345 d.C., en la actual Turquía) en el mundo hispánico durante los siglos del barroco. Para ello se analizarán en profundidad dos representaciones pictóricas este santo, firmadas por el pintor novohispano Pedro López
Calderón hacia 1689 y 1731, y muy parecidas en su composición. La primera se ubica en el templo de San Agustín en Oaxaca de Juárez, mientras la más tardía lo hace en el de San José de Avino en Pánuco del Coronado, Durango (ambas en México). La comparativa formal de sendas piezas nos permite conocer mejor la trayectoria artística de su autor, mientras que su estudio iconográfico e iconológico permite reconstruir los elementos claves por los que se construye todo el discurso visual que sintetiza las referidas leyendas.