La figura del rapto se ha presentado históricamente bajo los más diversos perfiles, y ello ha dificultado la labor del ordenamiento jurídico en la pretensión de otorgar un tratamiento unitario a la figura. En la experiencia jurídica romana se tratará progresivamente de lograr un complejo y delicado equilibrio entre todas estas facetas, que obligarán a partir de un cierto momento a redefinir el tipo delictivo, hasta prescindir de su elemento más esencial, la vis. ¿Sustracción violenta o desacato a la autoridad paterna? Ésta es la tensión continua a la que tratará de dar respuesta el ordenamiento jurídico romano.