Las Mil y una noches han suscitado y suscitan la curiosidad y las preguntas de lectores e investigadores en las diversas regiones del mundo. ¿Cuál es la naturaleza del libro: se trata de una simple recopilación de cuentos populares o de una auténtica obra de verdadero alcance? ¿Tiene un mensaje determinado, es expresión de un discurso ideológico concreto? ¿Podemos considerar que es una obra árabe e islámica, o conviene retener que se trata de una mezcla de elementos ajenos a lo árabe y lo islámico? ¿Hay un contenido dominante en las Noches? ¿Cuál sería la clave de lectura más adecuada para comprenderlas en su sentido original? ¿Es una obra que admite una lectura seria, o bien una acumulación de textos de entretenimiento, marginales respecto del canon de los clásicos universales? Pues bien, todas estas preguntas y otras similares, se han planteado y se han respondido en el ámbito hispánico atendiendo, en muchas ocasiones, a lo que previamente ya se había determinado en ámbitos distintos, en especial el francés. No ha sido, por tanto, solo la traducción propiamente dicha la que se ha visto afectada por la mediación francesa, en primer lugar, y en menor medida y/o más tarde por las mediaciones alemana, inglesa e incluso italiana. Esto no ha impedido que también hayan surgido interpretaciones originales del sentido y trascendencia de las Noches, lo que ha ocurrido sobre todo en Latinoamérica, más que en España. Es, además, preciso destacar que la apreciación de las Noches en el ámbito hispano no ha sido homogénea. En ocasiones la valoración de la obra ha sido muy distinta (desde la admiración al desdén), dependiendo de factores ideológicos.