El trabajo utiliza como punto de referencia el film del director británico Michael Apted "Class Action" (1991) para, sobre la base de la ficción de la confrontación padre-hija de sus protagonistas, examinar una problemática real y de enorme interés en el ámbito jurídico, como es la que rodeó durante el pasado siglo la cuestión relativa a la responsabilidad del fabricante por los productos defectuosos y que se incardina, en un plano más general, en la de la responsabilidad por daños causados a terceros. En nuestro país, y desde la publicación de nuestro Código civil en 1889, la problemática de la responsabilidad por daños vino regulada y solventada a la luz del texto del artículo 1902, que fijaba y fija un régimen de responsabilidad extracontractual articulado en torno a tres pilares básicos: daño-culpa-reparación. No obstante, los enormes cambios producidos en los hábitos de consumo y la complejidad de las relaciones comerciales, fruto sobretodo de la Revolución industrial que tuvo lugar a partir de la segunda mitad del s. XIX, evidenciaron pronto la insuficiencia o ineficacia de tal construcción doctrinal a la hora de depurar responsabilidad por los daños producidos en el ámbito de las nuevas relaciones comerciales e industriales.