Para localizar las primeras manifestaciones históricas a la mujer postulando pro sui o pro aliis, o lo que es lo mismo, ejerciendo como abogada, nos tenemos que situar antes y al margen de la profesionalización de tal oficio, y de su reglamentación como función pública (lo que acontece a partir del S. III d.C.). Contamos como fecha tope con la promulgación en la primera mitad del s. I a.C. del edicto de postulando, que prohibió tajantemente que en adelante las mujeres pudieran ejercer como abogados en causas ajenas (postulare pro aliis). Prohibición que se perpetuará en nuestro derecho histórico a través de las Partidas y las Leyes del Espéculo , hasta las constituciones liberales de 1869 y 1876. En este trabajo se realiza un estudio comparado de los discursos de dos mujeres, “abogadas”, que hicieron historia: uno, el de la oradora romana Hortensia ante una Asamblea popular presidida por los triunviros (s. I a.C.), y otro el de Ruth Baderg Ginsburg ante una Corte de Apelaciones de los EEUU (a. 1972). Se trata de dos intervenciones ejemplares, que presentan además la paradoja de ser, respectivamente, la última de que tenemos constancia en Roma antes de que se las silenciara, y una de las primeras o más notables después de que se les devolviese la palabra. El objetivo es poner en evidencia las numerosas similitudes que se localizan entre ambos discursos, desde el punto de vista de los recursos retóricos y las herramientas y estrategias oratorias empleadas por sus protagonistas, con la finalidad de mostrar la enorme fuerza persuasiva que puede lograr un discurso bien estructurado y una oratoria elocuente. Del prestigioso orador Quintiliano (s. I d.C.) aprendimos que la retórica es bene dicendi scientia, esto es, el arte de bien decir, y que su objetivo es el de enseñar, mover y deleitar. Pongamos en práctica la teoría, y aprendamos con el ejemplo de estas mujeres.