La necesaria labor de estudiar a creadoras concretas debe conducir a revelar los condicionamientos que han cuestionado la identidad artística de las mujeres y a configurar narrativas críticas. Los estudios sobre Flora López Castrillo (Madrid, 1878-1952) deben contextualizarse dentro de este planteamiento feminista, posicionando el carácter situado y construido de los relatos canónicos. A ello se atiende en “De relatos e identidades. Reflexiones a propósito de las sombras”, el apartado con el que se evidencia, además, los sesgos historiográficos y la aplicación de los mecanismos recurrentes de exclusión, olvido y subalternidad, entre otros paradigmas recurrentes. El segundo apartado “Luz en la sombra. La creación de una habitación propia” recorre su trayectoria vital y profesional. Pese a una aparente subalternidad con respecto al maestro Antonio Muñoz Degrain, marcada por los sesgos historiográficos y una condición impuesta de eterno discipulado, se revela su entidad formativa y profesional como profesora en la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer de Madrid, desde 1920 y hasta su jubilación en 1948. En su trayectoria profesional la labor docente y la práctica artística se vinculan íntimamente, si bien es necesario precisar condicionantes que dificultan el análisis de su producción para calibrar y problematizar su complejidad, pues se ha desestimado o infravalorado el trabajo conjunto de los dos artistas. Por ello resulta fundamental no solo rastrear su participación en certámenes oficiales de distinto signo, sino también la labor de creación más allá de autorías reconocidas por su firma. Con gran soltura y libertad creativa, la producción de la pintora transita entre universos literarios y mitológicos, la pintura de paisaje, el género de costumbres o los motivos florales. Las reflexiones finales sobre la necesidad de trascender su posición marginal y subalterna se recogen en forma de “Epílogo abierto”, como indicio del camino que aún queda por recorrer.