La profusión de nombres de personajes, lugares y objetos presentes en Vanity Fair. A Novel without a Hero (1847-1848) se vincula estrechamente, como bien observan Kathleen y George Tillotson (1963), a la ácida crítica social que William Makepeace Thackeray realiza de la Inglaterra de su época, que queda patente en el título mismo de este clásico victoriano. Al analizar las traducciones de los nombres propios de una obra literaria es preciso tener en cuenta tanto la intención del autor al elegirlos como las decisiones que adopta el traductor al trasladar dichos elementos léxicos a la lengua meta, en forma de estrategias que varían con el tiempo, al igual que lo hace la capacidad del lector de la traducción a la hora de identificar los matices que encierran dichos nombres. A partir de la clasificación propuesta por Torre (1994) y siguiendo la taxonomía descriptiva de estrategias de Hermans (1988) y Franco-Aixelà (2000), en este capítulo efectuamos un estudio comparativo de la traducción de antropónimos (nombres de personas), topónimos (de lugares) y onomásticos (títulos de libros, panfletos, periódicos, nombres de establecimientos públicos, así como de vehículos y monedas) en las siguientes versiones de La feria de las vanidades publicadas en Latinoamérica y España: Sin Traductor (México: Imprenta de Andrade y Escalante, 1860); Pedro González-Blanco (Madrid, ¿1900?); Gregorio Lafuerza (Buenos Aires, Biblioteca de La Nación, 1915); Alfonso Nadal (Barcelona, Lauro, 1943); Amando Lázaro Ros (Madrid, Aguilar, 1957); Elena García Ortiz (Barcelona, Editorial Fama, 1961); y Mariano Orta Manzano (Barcelona, Toray, 1962), a fin de poner de relieve las diferentes estrategias de transferencia, transcripción, traducción, sustitución, omisión y de recurso a elementos metatextuales utilizadas en ellas, así como establecer posibles rastros de soluciones procedentes de la versión francesa intermedia (Georges Guiffrey, París, Hachette, 1855) de la que algunos de ellos parten.