En plena pandemia de imágenes, los estudios visuales y los debates sobre la cultura
visual son imprescindibles para indagar en la práctica de la imagen y su circulación en
el entorno digital. En este contexto, la traducción como concepto viajero (Bal, 2002,
2009) no solo resulta útil para describir los procesos comunicativos diarios, sino que,
además, es esencial para detallar procesos de migración o (in)estabilidad de significados.
El lenguaje, asunto central de esta disciplina a lo largo de su historia, ha devenido los
lenguajes en la era de la hiperconexión. El plural señala la posibilidad de transmitir o
manipular significados a través de otros modos distintos a la palabra. En consecuencia,
el significado de texto, como tantos autores vienen defendiendo y revisando desde hace
años, se amplía y la traducción se convierte en una metáfora apropiada para definir las
prácticas artísticas transnacionales actuales.