Cuando Juan Antonio Ramírez, Diego Santos y Carlos Canal alumbraron en 1987 El estilo del Relax. N-340. Málaga, h. 1953-1965, abrieron las puertas de uno de los más lúcidos estudios de los paisajes culturales del boom turístico español de mediados del siglo XX realizados hasta la fecha. Sin embargo, para dar cabida entre hotel y hotel a sus depósitos de agua y barcos-bazar, tuvieron que dejar fuera –condenándolo al postrero olvido- un segundo fenómeno de modernidad que, en paralelo, irrumpía con fuerza en la Málaga de aquel momento.
El desbordante crecimiento del litoral malagueño en los 60 y 70 del siglo XX promovió la creación de un importante número de templos parroquiales, cómplices a su vez de aquella (otra) gran corriente de modernidad internacional que trajo consigo el Concilio Vaticano II. Todos ellos, gozando de su recién adquirida libertad, se lanzaran sin tapujos a aquella ola de nuevas formas y lenguajes florecidos al calor del turismo costasoleño y que, en su mezcla de modernidad desenfadada, exagerada, algo cutre y encantadoramente provinciana, llamamos “Estilo del Relax”. Analizaremos de forma crítica todos estos discursos, en sus triunfos y ausencias, para releer así de una forma nueva, desde su confluencia, el paisaje cultural y urbano de la Costa del Sol.