María Monrós Soler (1885-1974) aprendió el oficio de modista trabajando en ateliers de París, junto a su hermana Anita (1882-1959). A la vuelta de ambas a España, crearán una empresa de alta costura denominada Anita-Marinette; la primera se dedicó a la creación de sombreros, la segunda al diseño de vestidos. La empresa de ambas tendrá sede tanto en Madrid como en Barcelona, en ambas ciudades participarán en eventos de exposiciones y desfiles de moda dirigidos a las altas clases sociales; gran parte de su clientela pertenecía a la aristocracia, realizando diseños incluso para la casa real. Estos citados eventos fueron pioneros en España y las hermanas Monrós probablemente formaban parte del comité organizador de los mismos. Con la II república la sede de sus negocios debieron ser trasladados a pisos menos lujosos, si bien, aún en sectores ricos de la ciudad condal, aunque seguirán desplazándose asiduamente a París para estar al tanto de las últimas novedades. En el negocio también trabajan otros miembros de la familia, como los hermanos Monrós Soler y el esposo de María, Carlos Caballero Méndez (ca. 1872-1937). Tras la muerte de este, María Monrós se ausenta unos años de Barcelona, instalando por un tiempo su negocio en Sevilla, si bien, en 1951 se pierde su pista en el mundo de la alta costura. Durante el desarrollo de la tesis doctoral de Eduardo Caballero Monrós (1926-2018), hijo de Carlos y María, se localizaron unas fotografías de la modista y miembros de su equipo sin positivar. Este resume propone la recuperación de las hermanas Monrós y su vinculación con el mundo de la moda ya que, tal y como indica el historiador Joseh Casamartinas i Parassols, han sido muy poco estudiadas, a pesar de que algunas de sus creaciones se encuentran expuestas en prestigiosos museos, otras, aún se conservan en propiedad de sus descendientes, por lo que sería justo darlas a conocer, tanto a las creadoras como a sus obras.