Después de analizar a la persona mayor desde una perspectiva 2.0, este estudio ha propuesto las viviendas colaborativas o co-housing, como modo de vida alternativo a las clásicas residencias de personas mayores, apostando por este modo de convivencia, entre otros motivos, porque promueve una mayor calidad de vida; un concepto multidimensional que depende de la interacción de los factores personales y el entorno. Todas las personas coinciden en ello y se mide con diversos indicadores, entre ellos el bienestar emocional. En este trabajo se profundiza en el análisis de esta dimensión. Se constata que la confianza en las propias habilidades, la estabilidad y el estado emocional son determinantes clave en la valoración global de la calidad de vida. De este modo, se establece una comparación entre dos modelos residenciales de personas mayores: los centros clásicos en los que se aplica un sistema asistencial, y los co-housing, estandartes de un modelo en el que se establecen unas relaciones simétricas y ausentes de jerarquías, en las que los usuarios son, además, los gestores activos de su modo de convivencia.