A partir de 1987, con la clausura del Cementerio de san Miguel y del Cementerio de san
Rafael se plantea la conversión de sendos recintos en zonas verdes para paliar los déficits de
espacios libres existentes en los barrios en los que se emplazan. Debido a las características
específicas de cada una de estas antiguas necrópolis, las soluciones planteadas serán diversas
y presentarán diversos cambios a lo largo de su ejecución. En el caso de San Miguel se opta
por conservar tan sólo los enterramientos de la parte monumental y en San Rafael la pieza
principal se transforma en un gran mausoleo que dignifica al amplio número de víctimas que
fue enterrado allí durante la guerra civil española y la postguerra.