En el presente trabajo se presta atención a tres de las tendencias historiográficas que, centradas con preferencia en “lo identitario”, han adquirido durante los últimos veinte años un considerable peso en el estudio del mundo romano, propiciando importantes cambios a la hora de concebir las pertenencias colectivas. Desde los empeños por “decolonizar” la ciencia histórica al creciente auge de las interpretaciones globales, pasando por la incorporación de la perspectiva de género y la teoría feminista, las maneras de entender la llamada “romanización” y las identidades romanas se caracterizan hoy no solo por la adhesión general a una óptica alejada de los viejos esencialismos, sino también por focalizarse en nuevos temas, tales como el factor étnico, el papel de las comunidades locales, la conectividad y movilidad, el multiculturalismo, las hibridaciones o los grupos tradicionalmente invisibilizados. No obstante, este panorama novedoso ha hecho emerger nuevas problemáticas, como las reesencializaciones y la sobrerrepresentación de aspectos como la diversidad, el contacto, las resistencias o la mezcla cultural.