Desde los años cincuenta del siglo XX hasta nuestros días, el litoral mediterráneo andaluz ha sufrido cambios radicales como resultado de procesos exógenos y endógenos: económicos, sociales y políticos que han afectado a los movimientos de la población, a la localización de las actividades productivas, a la ocupación del espacio, provocando el deterioro o pérdida de los ecosistemas litorales. Numerosos estudios lo han abordado desde diversas perspectivas: evolución del suelo (Ojeda y Villar, 2007), medio físico y actividad turística (García Manrique, 2000), planificación territorial urbanística (Galacho, 2006), medio ambiente y legalidad (Yus y Torres, 2010), evolución de las relaciones territoriales (Gómez et al., 20209; transformaciones territoriales (Luque-Revuelto, 2021) o evolución de su imagen (Reyes, 2022).