Los cuadros del pintor Joaquín Mir, admirados por su cromatismo, tienen su base en un dibujo
ejemplar, practicado desde el comienzo de su formación, un período poco estudiado. Al inicio de su
carrera profesional recibió una gran influencia de su primer maestro y de su pasión gráfica. La ilustración
le sirvió para darse a conocer a través de las páginas de las revistas gráficas de final del siglo XIX,
haciendo propios los temas y formas heredados en un corto espacio de tiempo. Se presentan sus cercanías
al pintor Luis Graner y sus primeras publicaciones en Barcelona Cómica y Madrid Cómico, aspectos
no desvelados hasta el momento, junto a un ensayo de hemerografía.