Durante la segunda década de este siglo, en España las personas en edad activa han pasado a tener un riesgo de pobreza sensiblemente más alto que las personas en edad no activa, lo que acrecienta el interés por la relación entre pobreza y participación laboral. El objetivo principal de este artículo es analizar el riesgo de pobreza de la población en edad activa en España. Se describe el riesgo de pobreza en función de la intensidad laboral del hogar, se profundiza en la composición de las rentas de los hogares y se analiza el efecto de las prestaciones sociales y de otras características del hogar para evitar la pobreza. Para ello, se utilizan los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). Los resultados muestran que la intensidad laboral es la variable con una mayor influencia tanto en el riesgo como en la composición de la pobreza de los hogares en España: casi la mitad de los hogares pobres no alcanzan el 50% de su capacidad de empleo. Las prestaciones sociales son uno de los principales instrumentos para evitar el riesgo de pobreza, especialmente si se combinan con rentas laborales: las contributivas tienen un efecto mayor por su generosidad y relación con el historial de empleo anterior, lo que refuerza, de nuevo, la importancia del empleo e indica una baja progresividad; y las ayudas familiares muestran efectos reducidos que evidencian la necesidad de revisar su diseño y cuantía.