La comunicación pública de la ciencia es una pieza básica del funcionamiento correcto de la sociedad en este comienzo de siglo. Sabemos que la comunicación es una parte imprescindible de la ciencia —cuando se comunica, la investigación se hace ciencia— y por eso es preciso diferenciar el diálogo entre las personas que se dedican a la investigación científica (muy acotado y que sigue unos cauces y modos muy precisos, aunque ciertamente se están difuminando un poco, pero esa es otra historia) y el producto de su trabajo entre el resto de las personas, sea a través de los cauces que sea, que ciertamente se están incrementado cada día.