No podemos entender la ciudad de Granada y su historia separada
de su situación geográfica, dispuesta a los pies de las estribaciones
de Sierra Nevada, en el arranque de la vega del Genil, enclavada
entre el discurrir de los ríos Darro y Genil. Su relación con el valle
del Darro, con el Cerro del Sol, o con la llanura aluvial del Genil, es
la esencia de la propia ciudad, y las relaciones que esta ubicación
ha generado a lo largo de la historia trascienden los bordes del
casco urbano; Granada sube por sus sierras y baja por sus ríos.