Las aguas del océano Pacífico han conocido uno de los aspectos más dramáticos y oscuros de la navegación, el motín de la tripulación contra sus capitanes. Como ejemplos tenemos los de Santa María del Parral en las cercanías de la isla filipina de Mindanao de la armada de frey García Jofré de Loaysa (1525), cuyo objetivo era establecerse en las islas de las Especias o la del navío de Hernando de Grijalva (1537) que sufrió el motín de su tripulación y el asesinato de su capitán para acabar naufragando en las islas adyacentes a Nueva Guinea, conservándose testimonios de dos supervivientes, Miguel Noble y Juan Camacho. Pero sin duda, el más escabroso fue el motín El San Jerónimo, primer galeón de la recién desvelada ruta del tornaviaje por aguas del océano Pacífico; abierta por fray Andrés de Urdaneta en 1565. Su cometido era llevar hombres y vituallas al gobernador don Miguel López de Legazpi, quien se encontraba asentado en la isla filipina de Cebú. Sin embargo, un mal augurio se ciñó sobre barco y tripulantes, un motín liderado por el piloto parecía truncar el destino del galeón. Muertes, abandonos y navegación tiñen el viaje del galeón, del que se conserva una relación escrita por uno de sus tripulantes, el soldado Juan Martínez, relato digno de una producción cinematográfica. En la comunicación desvelamos nuevos datos sobre el autor y de algunos de los que consiguieron escapar de tan funesto viaje, además de ser los descubridores de la isla de Clipperton o de la Pasión. Asimismo, analizamos el relato de Martínez.