La potencia discursiva —y empática por reflejo— del mensaje audiovisual de ficción, efectiva ya en los tiempos donde las pantallas estaban fijas en un solo lugar de la casa, se ha multiplicado ahora al diseminar su imagocentrismo (Mora 2021) por innúmeras pantallas portátiles, que reflejan los comportamientos y emociones dominantes en las pantallas negras (black mirror) portadoras de ficciones globales. A la vista de que «las obras de ficción que vemos conforman modelos conductivos» (Escandell 2016) y de que los mecanismos cognitivos de construcción de la empatía toman elementos por igual de vivencias reales e imaginarias (Frazzetto 2014), es interesante ver cómo la narrativa contemporánea en castellano refleja hasta la exageración un sinnúmero de pautas de conducta tomadas, literal y explícitamente, de las ficciones audiovisuales. Esta ponencia intentará hacer sentido de esa proliferación de casos literarios de remediación emocional, dentro de un enfoque cognitivo enactivista ligado a elementos tomados de los estudios intermediales (Gil González 2012).