La Universidad ha desempeñado a lo largo de la historia un papel fundamental en la sociedad en aras a impulsar el humanismo, cuyos principios orientan la formación humana integral y no solo la mera transmisión de contenidos. Rescatar el propósito de la universidad humanista, es volver a examinar su misión y función, desde sus orígenes en la Europa del siglo XII y su evolución hasta nuestros días. Apoyamos la idea de que si queremos una ciudadanía que pueda desenvolverse en pleno siglo XXI deberíamos enfatizar en la relevancia de la calidad educativa como un componente significativo de su función social. Es por ello que, siendo su función la de formar al estudiantado universitario como persona, como profesional y en valores de ciudadanía, incidiendo en la promoción de metodologías que impulsen el desarrollo de las competencias no solo académicas y profesionales sino, también, el de las competencias transversales, se hace necesario revisar la implementación de metodologías activas que, como el aprendizaje cooperativo, pueden complementar al modelo academicista, tradicional y muy arraigado en el ámbito universitario. El objetivo de este trabajo es el de profundizar sobre el aprendizaje cooperativo enmarcada en la rama del conocimiento de las Ciencias Jurídicas y Sociales para tratar de proporcionar un conocimiento más profundo de cómo se desarrolla en el aula universitaria y fuera de ella. Los resultados obtenidos permiten afirmar que es un hecho las dificultades con las que se encuentra el profesorado universitario a la hora de implementar cualquier metodología activa en el aula, donde predominan las lecciones magistrales. Los estudios presentados en este trabajo permiten concluir que su uso combinado con otras metodologías más proactivas, permiten al estudiantado universitario adquirir un cierto grado de autonomía y un mayor nivel de compromiso y participación en su propio proceso de aprendizaje.