El compromiso feminista y ecologista de la artista Madeleine Edberg se materializa alrededor de un concepto expandido del cuerpo. Su obra es un corpus inmenso, diverso, casi inabarcable, de experiencias creadoras que desde lo personal atiende a lo colectivo como intereses compartidos. No hay nada que no tenga que ver con ella y, en consecuencia, con la experiencia de las mujeres. Referenciales o explícitos, fragmentados o completos, fabricados y ensamblados, sus cuerpos no encuentran fronteras formales para expresarse en la enunciación o en la denuncia. Recicla, teje, borda, dibuja, ensambla o transforma, siempre alerta a su alrededor, descubriendo el potencial que tiene cualquier material y labor que sale a su encuentro.
Abordamos el estudio de la consideración de “cuerpo” estableciendo un paralelismo con nuestro proceso de trabajo como investigadoras. Un desafío que nos lleva a indagar y abordar un corpus (de trabajo), la complejidad de situarnos, junto a la artista, en los márgenes de las corrientes principales de distinto nivel, y con ello construir conocimiento. De modo que planteamos la problematización metodológica del asunto, la necesidad de crear nuevas categorías y presionar los cánones establecidos, imprescindible cuando se trata de artistas mujeres.