Los juros al quitar, título castellano de deuda pública consecuencia de la coyuntura de 1489, experimentaron un proceso de reforma y consolidación que se prolongó hasta fines del reinado de Isabel I. En el plano económico, se trató de estabilizar un activo financiero plenamente adaptado a las nuevas necesidades políticas de la Monarquía. Más importante que esto, el desplazamiento de los mercados de crédito soberano de quienes habían adquirido sus títulos en 1489 favoreció la aparición de una serie de medidas tendentes a eliminar el risk of repudiation producto de la fórmula adoptada por la nueva deuda consolidada; el juro, tradicional merced bajomedieval castellana sujeta al ius commune patrimonio del monarca.