La 'Edad de la Iconoclasia' ha sido objeto de análisis durante mucho tiempo por su fascinación para la investigación histórica. Esta fascinación responde, entre otras razones, a las incógnitas que rodean a este periodo y que no han sido plenamente resueltas. Señalamos dos razones: por un lado, la constante revisión a la que se han visto sometidas las teorías con las que se ha abordado este fenómeno en los últimos estudios y, por otro, la reinterpretación de las fuentes a la luz de perspectivas más amplias. La polémica iconoclasta responde a un complicado trasfondo que presumiblemente se remonta a finales del siglo VI y que llevó a Bizancio a definirse paulatinamente desde una doble perspectiva interconectada: la revisión de su pasado y la búsqueda de nuevas explicaciones para un mundo que cambiaba drásticamente a la luz de los acontecimientos del siglo VII. El enfoque que pretendemos seguir para nuestra tesis se estructura en torno a dos comentarios o lecturas sobre los inicios de la iconoclasia: el histórico y el teológico. En el primero, abordamos los acontecimientos clave que marcaron las reformas de los emperadores isaúricos durante el siglo VIII. En el segundo, analizamos el factor teológico y su impacto en la evolución del fenómeno histórico. Sobre estos dos pilares, construimos nuestro marco argumentativo. La obra apologética sobre los iconos de Juan Damasceno, ha sido objeto de debate en cuanto a su ubicación, tanto cronológica como en el contexto preciso de la controversia. Mediante un análisis del contexto teológico y cultural de las homilías de Damasceno, nos proponemos arrojar luz sobre el problema cronológico, situando los tres Discursos durante el reinado de Constantino V en respuesta a sus Cuestiones teológicas (Peuseis) contra los iconos