Los virus son las entidades biológicas más abundantes en la Tierra, infectan a miembros de los tres superreinos de la vida (Bacterias, Arqueas y Eukarya) y sus pequeños genomas los obligan a ser parásitos intracelulares. Durante las últimas décadas, la humanidad ha enfrentado numerosos brotes de enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes, causadas principalmente por virus, con importantes amenazas para la seguridad sanitaria, la economía global e incluso la biodefensa. La reciente pandemia causada por el coronavirus severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 es un ejemplo paradigmático de este fenómeno. Las enfermedades víricas emergentes no son exclusivas de los seres humanos u otros animales. Así, las plantas, incluidos los principales cultivos, han sido seriamente afectadas por enfermedades víricas emergentes en los últimos 30 años. La aparición de enfermedades víricas en las plantas está cada vez más asociada al transporte internacional de mercancías y al aumento de la temperatura global, lo que provoca el establecimiento de vectores donde antes no existían. Los virus de plantas son responsables de grandes pérdidas económicas y, a diferencia de los hongos y otros patógenos, no existen agentes antivirales directos disponibles para su control. El gran número de virus que infectan a las plantas constituye uno de los factores críticos que limitan la agricultura en todo el mundo, especialmente en los países menos desarrollados. Más del 70% de los numerosos virus de plantas transmitidos por insectos son transmitidos por miembros del orden Hemiptera, entre los que se encuentran los pulgones (Aphididae), los cicadélidos (Cicadellidae) y las moscas blancas (Aleyrodidae), vectores de virus pertenecientes a más de 500 especies. Estos insectos se distribuyen en regiones tropicales, subtropicales y templadas y algunos de ellos se están estableciendo en nuevas regiones debido al cambio climático global.