El Sultanato de Omán, con una superficie de 309.500 km2 situado en la parte sureste de la Península Arábiga, tiene las coordenadas geográficas 22.7465° N y 57.1203° E, está ubicado en un ambiente árido y semiárido. La precipitación anual varía desde 20 mm año-1 en el interior hasta 300 mm año-1 a lo largo de la costa. En estas regiones áridas y semiáridas, donde la mayoría de la tierra es desierto con agua limitada para los cultivos tradicionales, el cultivo de algas es una solución ideal para aumentar la tierra productiva verde que consume menos agua o incluso utiliza agua de mar para el cultivo. El cultivo de algas proporciona numerosos beneficios en comparación con los cultivos terrestres, como un alto contenido de proteínas, ácidos grasos valiosos, abundantes vitaminas y minerales y, lo que es más importante, un consumo reducido de agua.
A pesar de los desafíos asociados con el cultivo de algas, como la tecnología o los fertilizantes de crecimiento, el interés en esta área aumenta constantemente. Durante la última década, el sector farmacéutico ha reconocido a las algas como una fuente prometedora de antibióticos, agentes antifúngicos y compuestos antitumorales. Las microalgas, en particular, han atraído una gran atención de la investigación debido a su facilidad de cultivo y rápidas tasas de crecimiento.
Muchas especies de algas tienen potencial para el cultivo. Las especies adaptables como la espirulina son especialmente prometedoras porque son fáciles de cultivar y cosechar, y se consideran el alimento del futuro.
La espirulina es un tipo de cianobacteria, también conocida como alga azul-verde, que ha sido consumida por los humanos durante siglos. Se ha utilizado como fuente de alimento desde los aztecas, quienes lo recolectaron del lago Texcoco en México y lo usaron como fuente de proteínas y otros nutrientes. También ha sido un alimento tradicional para la población de Kanembu en África, donde se recolecta del lago de Chad.