Si hablamos de PYMES como término general, podemos afirmar que este tipo de empresas son el motor de la economía internacional y nacional. En el ámbito internacional representan el 90% de las empresas y generan entre el 60% y 70% de empleo, siendo responsables además del 50% del PIB mundial. Tal es su importancia que la Organización de las Naciones Unidas las considera “la espina dorsal de la mayoría de las economías del mundo”. A nivel nacional representan el 99,8% del tejido empresarial español y generan el 66,4% del empleo nacional.
Por su parte, el capital humano satisface las necesidades de empleados y crea actitudes y comportamientos de apoyo que pueden conducir a un rendimiento excepcional. Además, el capital humano puede "permitir que los empleados de alto potencial se vuelvan más flexibles, lo cual es esencial para competir en el mundo moderno e impredecible de los negocios".
A lo largo de esta tesis doctoral he investigado el capital humano como una dimensión crucial de los procesos de innovación para una empresa. El capital humano específico de la empresa se ha considerado fundamental para fomentar la innovación y una mayor productividad. El sello distintivo del capital humano son los empleados creativos y capacitados, que constituyen la fuente predominante de nuevas ideas y conocimientos en una organización. Dicho capital intelectual influye en las capacidades innovadoras. En definitiva, un primer objetivo de esta tesis doctoral ha sido el estudio de un modelo de mediación que considera ambas relaciones: por un lado, que la cultura financiera de la organización afecta positivamente la actitud de asunción de riesgos; y, por otro lado, que la actitud de asunción de riesgos influye positivamente en el rendimiento de la innovación. Las empresas familiares tienen una mayor tendencia a influir en la sociedad y una mayor conciencia social con respecto a las empresas no familiares.