La inclusión de las tecnologías, la digitalización, el big data y la inteligencia artificial en los lugares de trabajo cobra una relevancia a escala mundial, siendo impulsor de las empresas. Al mismo tiempo, las profundas transformaciones experimentadas a partir de las Tecnologías, así como el uso de la información y datos en todos los ámbitos de la vida, también en el laboral, han cambiado la manera de relacionarnos. A este respecto, no cabe duda de que está llena de grandes ventajas o beneficios. No obstante, al mismo tiempo, a consecuencia de los inapropiados usos de los datos se generan grandes desafíos sobre derechos fundamentales en el ámbito laboral.
Muchas compañías, tanto pequeñas como medianas y grandes, han visto aumentados el riesgo de sufrir cualquier tipo de incidente informático al estar más conectados a la red. Todo ello, ha supuesto un desafío acerca de la seguridad informática que pongan en riesgo la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información de clientes y de la población trabajadora, conformándose como uno de las principales preocupaciones de las organizaciones empresariales. De hecho, en los últimos años se han incrementado el número de puntos débiles dentro de las empresas, donde pueden ocurrir posibles fallos o errores, lo que incrementa la posibilidad de materialización de una brecha de datos. Las violaciones de seguridad pueden suponer sanciones económicas de elevada cuantía para las empresas, también la ciberseguridad puede colisionar con derechos laborales de las personas trabajadoras. Además, esta nueva obligación empresarial pasa a conformarse como una nueva carga psicosocial para la población empleada, siendo un factor emergente de riesgo laboral sumándose al listado de riesgos psicosociales derivados de la digitalización.