Desde los orígenes de los abecedarios hasta llegar al siglo XXI, se pasa revista a las distintas funciones que estos han tenido a lo largo de la historias así como a las innovaciones que han ido incorporando a lo largo de esta. Será en 1658, con la obra Orbis sensualium Pictus de Comenius cuando estos abecedarios pasarán a tener una finalidad alfabetizadora y será en el siglo XIX cuando incorporarán un componente lúdico a su creación.
En la actualidad, se pueden observar tres líneas de innovación en los modernos abecedarios. La primera, la renovación tipográfica llevada a cabo gracias a los distintos movimientos vanguardistas de principios del siglo XX, que dotan a a las palabras de la máxima libertad. Se rompe así la propia ortogonalidad de la composición. Podemos hablar de una ausencia de canon gráfico en los modernos abecedarios. En segundo lugar, observamos la incorporación de cuentos e historias en la presentación de las letras, proponiendo métodos de enseñanza de la lectura más interactivos, creativos y lúdicos. En tercer lugar, se afianza la incorporación de juegos y adivinanzas a los abecedarios a partir de originales recursos y juegos verbales tipográficos.
Se puede concluir diciendo que los modernos abecedarios amplían su función alfabetizadora con una de tipo artístico. Alfabetizar hoy ya no consiste sólo en aprender a reconocer las letras, sino a verlas como imágenes con un extraordinario poder autorreferencial. Estos textos constituyen por tanto, toda una invitación para adueñarse del poder creativo del lenguaje.