El artículo demuestra que los municipios de Sierra Morena se encontraron entre los principales destinatarios de la política de repoblación forestal desarrollada durante la segunda mitad del siglo XX en España. Además, devela los planteamientos y las motivaciones de estos trabajos en la provincia de Jaén, y analiza sus resultados espaciales, temporales y territoriales. Se demuestra que Sierra Morena es hoy un territorio donde abundan los patrimonios públicos cubiertos de pinares jóvenes, consecuencia de un programa premeditado y de enorme alcance superficial. La escasa vocación agrícola, su condición de arca de agua, la caída de la ganadería extensiva y trashumante, el auge de la caza mayor o el abandono de prácticas extractivas tradicionales ligadas a la explotación del monte mediterráneo, la han convertido en un espacio arborizado y marginal. Estas son algunas de las circunstancias que permiten calificarlo como "territorio mostrenco" o, lo que es lo mismo, un espacio adecuado para satisfacer parte de las demandas de "huella ecológica" que se generan en los entornos agrícolas y urbano-industriales del entorno. Este es el trasfondo que permite comprender la profunda modificación de los usos del suelo y el paisaje que ha conllevado la repoblación. El ciclo que se describe en la investigación, finaliza en los años 1980. En términos generales, se señala que, a partir de entonces, se asiste a un cambio radical en la orientación de los trabajos forestales: comienza una nueva etapa de selvicultura de inspiración mediterránea que se preocupa de manejar las masas creadas para hacerlas más estables y diversas en vez de aumentar la superficie repoblada rutinariamente.